"Desmantelar la educación pública nos convertirá en un país bananero"
El primer ministro de Educación socialista, José María Maravall, advierte de que la reforma de Wert abre la puerta a la "discriminación sistemática" y construye un país en el que las oportunidades de los jóvenes dependerán del dinero que tengan sus familias.
49 Comentarios(tomado de Publico.es)

José María Maravall, en su casa, hace dos años. GRACIELA DEL RÍO
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José María Maravall (Madrid, 1942) fue ministro de Educación
entre 1982 y 1988. Padre de la Ley Orgánica del Derecho a la Educación
(LODE), centró su mandato en construir un sistema educativo que
garantizara la igualdad de oportunidades. Puso
condiciones a las subvenciones públicas a centros privados y cimentó la
atención a niños con necesidades educativas especiales. Casi 30
años después de todo aquello, este Premio Nacional de Sociología asiste
con preocupación al "ataque más tremendo que ha sufrido la educación
pública desde el inicio de la democracia". Maravall responde a las
preguntas de Público horas antes de que La Ley Orgánica para la Mejora
de la Calidad Educativa (Lomce) haya sido aprobada por el Consejo de
Ministros. Una reforma educativas que, desde su punto de vista, supone
la "ruptura del pacto educativo establecido en la Constitución" y
permite "la introducción sistemática de la discriminación".
¿Peligra la educación pública en España?
La
actual política educativa y la futura ley constituyen un torpedo contra
la educación pública. Es el ataque más tremendo que ha sufrido la
educación pública desde el inicio de la democracia. A mi juicio,
constituye un ataque a lo que significaba la Constitución al regular la
Educación. El artículo 27 de la Constitución constituye el verdadero
pacto educativo y la política educativa que se está siguiendo y la nueva
ley significan una ruptura de ese pacto educativo.
"La Lomce puede atentar contra la libertad de conciencia"
¿Cuál es el aspecto de la Lomce que más perjudica a la educación pública?
El
aspecto más grave, a mi juicio, es la introducción sistemática de la
discriminación. Me parece que es una ley muy cruel con los estudiantes.
La introducción de exámenes desde edades muy tempranas se remonta a un
pasado superado en toda Europa desde hace mucho tiempo. De hecho, desde
mediados de los 50 no hay ningún partido de derechas que haya concebido
la educación de esta forma. Es una discriminación entre alumnos que
vayan a seguir distintas corrientes, que vayan a ser eliminados de la
línea general de la educación. Es una discriminación entre géneros,
entre los centros públicos y concertados. Otro aspecto gravísimo es que
la ley puede atentar contra la libertad de conciencia de muchos
estudiantes y de muchos profesores.
¿En qué sentido?
Porque
creo que la ley tiene una carga ideológica muy grande que,
inevitablemente, va a coaccionar a alumnos y profesores. Creo que la
eliminación de la asignatura de Educación para la Ciudadanía y los
planes de reemplazarla van en ese sentido. En general se da un paso
atrás respecto del carácter confesional del Estado.
En este tema el Gobierno ni siquiera ha escuchado al Consejo de Estado, que ha pedido que se mantenga Educación para la Ciudadanía.
El
Gobierno no oye a nadie al respecto de esta ley, sigue sólo un dictado
ideológico imperativo marcado desde fuera, desde sectores
extraordinariamente reaccionarios. La eliminación de Educación para la
Ciudadanía me parece incluso más grave en estos momentos en los que todo
el país está siendo sacudido por una ola de incertidumbre y de
desafección respecto de las instituciones. Educar para la ciudadanía
significa educar respecto de las instituciones democráticas, la
Constitución, la inmigración, respecto de lo que debe ser la reducción
de las desigualdades. Eliminar esta materia significa volver a tiempos
oscuros.
"Eliminar Educación para la Ciudadanía es volver a tiempos oscuros"
¿La Iglesia ha ganado la batalla?
Es
que la Iglesia nunca pierde una batalla. Lo que un Gobierno tiene que
saber es que jamás puede ser súbdito de la Iglesia, esta o la que sea,
si realmente es un Gobierno laico que no obedece los dictados de una
institución que sólo tendría preocuparse por limpiar su imagen, si
realmente es un Gobierno que atiende a los intereses y a las
preferencias de los ciudadanos.
Para
atender a esos intereses, el Gobierno tiene previsto pasar de invertir
en Educación el 4,9% del PIB en 2010 al 3,9% en 2015.
Hace
30 años, el gasto era del 5,35% del PIB. Es un retroceso tremendo. Se
acabó la educación compensatoria, la integración de niños y niñas con
necesidades especiales por problemas físicos o psíquicos, se acabaron
los programas masivos de becas. Se acabó todo eso. Esa idea de que todos
los partidos son iguales, si hay un tema en el que se demuestra que es
palpablemente inexacta, es en la educación y la sanidad.
"Wert no tiene ni idea de lo que significa la excelencia"
Wert justifica los recortes diciendo que la mejora de la calidad de la enseñanza no va ligada a la inversión económica.
Es
verdad que no todo es inversión en educación, pero me gustaría saber
qué hace el Gobierno en todo lo demás. No ha creado un solo centro de
investigación que merezca la pena. Ninguno. Ni bajo el periodo de Aznar
ni ahora. Creo que los actuales responsables de Educación, con el señor
Wert a la cabeza, no tienen ni idea de lo que significa la excelencia.
Ni en la educación ni en la investigación. Se llenan la boca con la
palabra excelencia y ellos mismos son una demostración palpable de hasta
qué punto ignoran lo que eso significa.
El recorte en universidades se ha traducido en un aumento de las tasas que pagan los estudiantes. ¿Era necesario ese ajuste?
El
aumento de las tasas universitarias solamente lo aceptaría si fuera
acompañado de un incremento absolutamente masivo de becas (superiores
al importe total de esa subida de las tasas), de tal forma que las
oportunidades en la enseñanza superior de chicos y chicas de familias
con medios limitados no se vieran coartadas. La subida de tasas sin
más, incluso acompañada de préstamos, me parece discriminatoria. La
universidad no está para efectuar ahorros del gasto público.
Bajo
su mandato en el Ministerio de Educación, se aprobó la Ley Orgánica del
Derecho a la Educación (LODE), que reguló las subvenciones públicas a
los centros privados. ¿Dónde han quedado esas condiciones ahora que la
Lomce recoge las demandas clásicas de la escuela concertada?
Los
centros concertados, en las comunidades gobernadas por el PP, han tenido
luz verde para saltarse la ley. Una de las cosas que fijaba la LODE, y
que por suerte ha sobrevivido hasta ahora, es que los sueldos de los
profesores iban directamente a su cuenta corriente. Porque antes era
práctica habitual que los centros concertados contrataran por nueve
meses y se quedaran con lo equivalente al sueldo de un año de ese
profesor, que sólo cobraba nueve meses. El monto total de los sueldos
representaba el 85% del presupuesto de conciertos, que era una cantidad
muy sustancial. Pero luego los centros concertados tenían las mismas
reglas que los centros públicos en la financiación de actividades
extraescolares y los mismos criterios de admisión.
"La ley tiene un contenido ideológico que puede coaccionar a alumnos y profesores"
Eran
una serie de condiciones que se estuvieron saltando. En comunidades
gobernadas por el PP, las autoridades educativas han dirigido el sector
del alumnado con problemas especiales de escolarización a los centros
públicos. Los centros privados eran centros que tenían ante sí una
gestión mucho más fácil, han estado siendo atendidos de manera muy
preferente. Lo que más lamento echando la vista atrás y recordando la
aprobación de la LODE, es que en aquel momento no me podía imaginar que
una ley orgánica de obligado cumplimiento en toda España llegase a ser
vulnerada hasta tal punto por comunidades autónomas ni que el Gobierno
central se fuera a encontrar sin instrumentos o sin voluntad para
impedir esas infracciones.
¿Faltaron más instrumentos o más voluntad política?
Cuando
hablo de instrumentos, me refiero a que la alta inspección ha sido
descuidada. Y cuando hablo de voluntad, hablo de un absoluto desapego
respecto de la enseñanza pública en relación de la enseñanza privada por
parte del PP y de falta de músculo político por parte de algunos
gobiernos del PSOE. El PP quiere convertir los centros privados
subvencionados con fondos públicos en centros donde los padres, con
condiciones medias-altas, reciban una ayuda del Estado que realmente no
necesitan y que la enseñanza pública sea la enseñanza para los
ciudadanos que no tengan esas condiciones acomodadas.
También se financian con fondos públicos centros que segregan por razón de sexo, a pesar de las sentencias del Tribunal Supremo.
Si
eso se aprueba, que me parecería lamentable y espero que diera lugar a
un recurso al Tribunal Constitucional por parte de la oposición, espero
que en la primera ocasión en que el PP no tenga el Ministerio de
Educación y el Gobierno en las manos, ese punto sea suprimido. Me parece
intolerante que centros que discriminan por género reciban subvenciones
públicas.
"Sólo aceptaría el aumento de tasas universitarias si fuera acompañado de un incremento masivo de becas"
La aprobación de la Lomce se ha retrasado por la presión social o para pulir detalles, como dice el Gobierno?
Espero
que no sean cuestiones de forma, espero que la presión pública siga y
que sea muy fuerte. Me ha hecho feliz ver esa presión, me he sentido
orgulloso de ser ciudadano de este país. Espero que el apoyo a la
escuela pública en España, que es la matriz de la ciudadanía, sea un
apoyo muy extenso y muy fuerte, y que el PP se lo piense dos veces antes
de llevar a cabo el ataque contra la enseñanza pública que esta ley
significa.
¿A dónde va un país que desmantela la educación pública?
Va
hacia un tipo de país bananero, que me parece que es el tipo de país
por el que apuesta el PP. Hace una semana, Rajoy presentó una previsión
para 2015 de un gasto público del 37% cuando el promedio en Europa está
más de 15 puntos por encima y el de los países que uno aprecia, entorno
20 puntos por encima. Un país con un 37% de gato público es un país que
no puede atender adecuadamente la educación y la sanidad pública. Un
país en el cual básicamente esos instrumentos fundamentales, que son
atender a las oportunidades de los jóvenes, a las necesidades de las
personas enfermas y al retiro de los ancianos, es un país en el que eso
va a depender del dinero que tengan las familias. Ese no es un país del
que me sienta orgulloso.
¿La situación es irreversible?
No.
Creo en la alternancia y en la corrección de errores muy graves. Tengo
completa confianza en que un gobierno, no ya progresista, sino sólo que
responda al principio constitucional de 1978, acabaría con las
políticas y con la ley que en Educación este Gobierno está llevado a
cabo.
¿Hay esperanza entonces para la llamada generación perdida?
Si
se convence de que no todos los partidos son iguales, si hace la tarea
ingente de regenerar algunos partidos que lo necesitan, si se aclara
mucho respecto de qué cosas merecen la pena referidas a la colectividad,
no solamente a su vida particular, como la educación, la sanidad, las
pensiones, entonces esa generación tiene en sus manos la construcción de
un país mucho mejor que el presente.
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